Y luego de tanto pelear, de ella darme todo y yo pedir más
Creí que mis amigos eran la angustia y la soledad
Pero ellos me lo negaron todo ¿una alegría? ¡Jamás!
Le confesé todas mis penurias, mis llantos y dolor
Y la vida asentía con infinita paciencia, dándome aliento
Y me dijo que ya tenía su regalo más valioso: el tiempo
Y que con el podía comprarlo todo pagando con honor.
Mi vida y yo somos unos como hermanos gemelos
Me da todos los gustos, dulces de caramelo
Siempre y cuando ande a su compás con mi alma
Sin querer sacar tajada, ni aventajarla, ni burlarla.
Anthony Rojo Castillo 5° “A”
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